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Vida de Sri Aurobindo


Hablar sobre quién fue Sri Aurobindo es una tarea difícil, o imposible; está condenada a dar un recorte parcial y superficial. Él mismo advirtió que nadie podría escribir sobre su vida, porque no estaba en la superficie, a la vista de las personas. Hecha esta advertencia, me parece propicio, antes de abordar los textos de esta selección, empezar dando algunas pinceladas sobre su biografía. Sri Aurobindo fue, entre otras cosas, un Yogui, un poeta, un revolucionario, un místico y un profeta. Y fue, sin ninguna duda, un pionero: se aventuró en un camino nuevo, un nuevo giro inexplorado del Yoga, un trabajo para la transformación del mundo en una manifestación verdadera de lo Divino.


Aurobindo Ghose nació en Calcuta el 15 de Agosto de 1872. A los cinco años fue enviado a una escuela religiosa en Darjeeling, y dos años más tarde a seguir sus estudios en Inglaterra. Su padre quería darle una educación completamente inglesa, lejos de la influencia de su cultura de origen. Pasó ahí 14 años, en los que estudió Latín y Griego, y también Francés, Italiano, Alemán y Castellano, así como literatura Europea, filosofía e historia. Tuvo un especial interés en la poesía y literatura inglesa, la literatura francesa, y la historia Europea medieval y moderna. Empezó a escribir poesía a una muy temprana edad.


Volvió a la India cuando tenía ya 21 años. Él mismo cuenta: “Desde que puse un pie en tierra India comencé a tener experiencias espirituales, pero esto no estaba divorciado de este mundo, sino que tenía una influencia interna e infinita en él, como una percepción del Infinito impregnando el espacio material, y el Inmanente habitando objetos materiales y cuerpos. Al mismo tiempo, me encontré entrando en mundos y planos suprafísicos que ejercían influencia y tenían efecto sobre el plano material.” (on himself)

Allí se unió al servicio del gobierno de Baroda, y trabajó en él durante doce años, en los cuales se impregnó del legado originario de su cultura, profundizando en el estudio del sánscrito, y otros lenguajes. Sus interés por la política, especialmente por la liberación de India del dominio Británico, lo llevó a involucrarse en el movimiento nacionalista.

En 1906 se fue de Baroda y se instaló en Calcuta, donde se convirtió en director del nuevo Colegio Nacional, con la idea de impartir un nuevo sistema de educación y se unió al periódico “Bande Mataram”.


Para ese entonces, se encontraba buscando asistencia en su camino Yógico, y su hermano Barin lo puso en contacto con un Yogi llamado Vishnu Bhaskar Lele. Suspendiendo momentánamente su trabajo político, se retiró durante tres días con ese Guru en un pequeño cuarto en la casa de un amigo. Sri Aurobindo describe su experiencia:

“-Siéntate en meditación -me dijo- pero no pienses, sólo observa tu mente; verás los pensamientos llegar a ella; antes de que puedan entrar, arrójalos fuera de tu mente hasta que tu mente sea capaz de un silencio completo.

Nunca había oído sobre pensamientos viniendo visiblemente hacia la mente desde afuera, pero no pensé en discutir si esto era cierto o posible, simplemente me senté y lo hice. En un momento mi mente se volvió tan silenciosa como un aire sin viento en la cima de una montaña, y entonces vi un pensamiento y luego otro viniendo concretamente desde afuera; los arrojé lejos antes de que pudieran entrar y se apoderen del cerebro, y en tres días estaba libre. Desde ese momento, en principio, el ser mental en mí se volvió inteligencia libre, una Mente universal, no limitada por el círculo estrecho del pensamiento personal como trabajador de una fábrica de pensamiento, sino como receptor de un conocimiento de los cien reinos del ser y libre para elegir lo que quisiese en este vasto imperio de visión y pensamiento.” (on himself)


Volvió a su actividad política, pero se había producido en él un gran cambio. La experiencia de la mente silenciosa en Baroda se había profundizado hacia la consciencia de Brahman. Toda la existencia se veía como un sueño, una proyección cinematográfica sobre el fondo de Brahman. Antes de dejar a V.B. Lele, Sri Aurobindo le pidió instrucción.

“Le hablé de un Mantra que había surgido en mi corazón. Él me estaba dando instrucciones cuando, de pronto, se detuvo y me preguntó si yo podría confiar absolutamente en Aquel que me había dado el Mantra. Le dije que podía hacerlo siempre. Entonces Lele dijo que no había necesidad de instrucciones.”

(evening talks, A. Purani)


Después de ser detenido dos veces, en 1908 fue encarcelado, junto a otros veinte sospechosos, en la prisión de Alipore, a causa de un atentado que no había sido su responsabilidad, bajo la acusación de “librar una batalla contra el Rey”.

Este período de prisión se convirtió en una oportunidad de profundizar en su sadhana yógica y en descubrir nuevas realizaciones espirituales.


Entre los textos que componen el libro “Historias de la prisión”, nos cuenta: “Miraba a la cárcel que me aislaba de los hombres, y sus muros altos ya no me encerraban; No, era Vasudeva quien me rodeaba. Caminaba bajo las ramas del árbol frente a mi celda, y yo sabía que no era el árbol, era Vasudeva, era Krishna a quien veía frente a mí, proyectándome su sombra. Miraba a los barrotes de la celda, el enrejado que cumplía la función de puerta y, de nuevo, veía a Vasudeva. (...) Miraba a los prisioneros de la cárcel, a los ladrones, a los asesinos, a los estafadores, y al mirarlos veía a Vasudeva, era Narayana a quien encontré en estas almas oscurecidas y cuerpos maltratados. (...)

Cuando el caso se abrió en el tribunal de primera instancia y fuimos llevados frente al Magistrado me seguía la misma percepción. Él me dijo ‘Cuando fuiste echado en la cárcel, ¿no falló tu corazón y me preguntaste dónde estaba mi protección? Mira ahora al magistrado, mira ahora al asesor fiscal’. Miré y no fue al Magistrado a quien vi, era Vasudeva, era Narayana quien estaba sentado en el banco. Vi al asesor del juez y no era al asesor a quien vi; era Krishna quien estaba sentado ahí, era mi Amante y Amigo quien estaba sentado ahí y sonreía. ´¿Ahora temes?’, dijo, ‘Yo estoy en todos los hombres y dirijo sus acciones y sus palabras. Mi protección está aún contigo y no debes temer. Este caso que se hizo contra ti, déjalo en mis manos. No es para ti. No fue para el juicio que te traje aquí, sino para otra cosa. El caso, en sí, es sólo un medio para mi trabajo y nada más.”


Después de un año de encarcelamiento y profundas experiencias espirituales, Sri Aurobindo fue puesto en libertad. Comenzó la edición de dos periódicos, el “Karmayogin” (en inglés) y “Dharma” (en Bengalí) en que estableció bases filosóficas para el movimiento nacionalista Indio. Pero el gobierno seguía detrás de él, suponiendo que estaba involucrado secretamente en acciones revolucionarias. Un día, Sri Aurobindo recibió un adesh, una indicación proveniente de arriba, de que debía ir a Pondicherry. Llegó a esta ciudad, que era parte de la colonia Francesa, el 4 de Abril de 1910. Allí abandonó la política y se dedicó por completo a la sadhana (práctica) yógica.


El 29 de Marzo de 1914 es una fecha de mucha importancia en esta historia, porque es el momento en que Sri Aurobindo conoce a Mirra Alfassa, casada en ese entonces con Paul Richard, un diplomático a quien había conocido anteriormente. Mirra había tenido una vida de extraordinarias realizaciones espirituales, y estaba unida a Sri Aurobindo en una misma visión: la transformación de la vida de la humanidad sobre la base de una Consciencia-Verdad unitaria, la Vida Divina en la Tierra. Ellos propusieron a Sri Aurobindo la edición de una publicación mensual que expresara una síntesis del conocimiento y de la experiencia del Yoga en términos propios del pensamiento moderno. Se llamó el “Arya”.

El objetivo del Arya, según el mismo Sri Aurobindo, era, en primer lugar un estudio sistemático de los más elevados problemas de la existencia; y a su vez la formación de una vasta síntesis de conocimiento que armonice las diversas tradiciones religiosas de la humanidad, orientales y occidentales. Su método será el de un realismo, al mismo tiempo racional y trascendental, -un realismo consistente en la unificación de las disciplinas intelectuales y científicas con aquellas de la experiencia intuitiva. (Arya)

El primer número de la publicación apareció el 15 de Agosto de 1914, día del cumpleaños de Sri Aurobindo, en inglés y en francés. En Febrero de 1915, la declaración de la Primera Guerra Mundial hizo que Richards tuviese que volver a Francia y se descontinuó la versión en francés, por lo que Sri Aurobindo siguió sólo con la publicación, escribiendo cada mes 64 páginas. Quienes estaban con él en esa época dan cuenta de cómo escribía -sobre temas de enorme amplitud y complejidad- en un flujo de escritura sin detenerse, y sin consultar ninguna bibliografía; luego revisaba él mismo las pruebas de la imprenta, y tenía listo un número cada mes. Él mismo explicaría que estos escritos no fueron producto de su pensamiento (aunque era un brillante pensador), sino que eran transmitidos directamente hasta su pluma desde arriba. La mayor parte de los trabajos principales de Sri Aurobindo que, hoy en día, se pueden leer como libros, surgieron de las columnas mensuales de esta publicación.


Cómo él mismo explica en uno de sus artículos: “Nuestra idea era elaborar una filosofía sintética que pudiese ser una contribución al pensamiento de la nueva era que está sobre nosotros. Comenzamos desde la idea de que la humanidad se está moviendo a un gran cambio en su vida que incluso llevará a una nueva vida de la especie, -en todos los países donde las personas piensan, se encuentra en distintas formas esa idea y esa esperanza,- y nuestro objetivo ha sido buscar la verdad espiritual, religiosa y otras verdades que puedan iluminar y guiar a la especie en este movimiento y esta tarea. La experiencia espiritual y las verdades generales sobre las que tal intento podrían basarse, estaban ya presentes en nosotros, de otro modo no habríamos tenido derecho a realizar la tarea, en absoluto…

Esta verdad tenía que ser elaborada primero que nada desde el punto de vista metafísico; pues en filosofía, la verdad metafísica es el núcleo de lo demás, es el establecimiento de las verdades últimas y las más generales sobre las que todas las demás dependen o alrededor de las cuales se juntan. Por lo tanto, le dimos el primer lugar a ´La vida Divina´. Allí empezamos desde la posición Vedántica, sus ideas del Ser, la mente y la vida, y de SatChitAnanda y el mundo, del Conocimiento y la Ignorancia, del renacimiento y del Espíritu. Pero se supone popularmente que el Vedanta es una negación de la vida, y esto es sin duda una de las tendencias dominantes que ha tomado. Aunque comienza de la verdad original de que todo es Brahman, el Ser, ha insistido finalmente en que el mundo es simplemente no-Brahman, no-Ser; ha terminado en una paradoja. Hemos intentado, por el contrario, establecer desde su información un Advaita comprehensivo. Hemos mostrado que la mente y la vida y la materia son derivaciones del Ser a través de una mente espiritual o supermente que es el verdadero soporte de la existencia cósmica y desarrollando la mente hasta allí es que el ser humano puede alcanzar la verdad real del espíritu en el mundo y la verdad real y más elevada ley de vida. El Ser es SatChitAnanda y no hay ninguna antinomia irremediable entre eso y el mundo; sólo que vemos el mundo a través de los ojos de la Ignorancia y debemos verlo a través de los ojos del Conocimiento. Nuestra ignorancia misma es sólo conocimiento desarrollándose a partir de su involución en la aparente ignorancia de la Materia y en su camino de regreso a su integralidad consciente. Lograr ese retorno y manifestar la vida espiritual en la existencia humana es la oportunidad dada a través de la sucesión de renacimientos. Aceptamos la verdad de la evolución, no tanto en la forma física que se le da en occidente sino en su verdad filosófica, la involución de la vida, mente y espíritu aquí en la materia y su progresiva manifestación. En la cúspide de esta evolución está la vida espiritual, la vida divina.

Era necesario mostrar que estas verdades no eran inconsistentes con la vieja verdad Vedántica, por eso incluímos explicaciones desde este punto de vista del Veda, dos de los Upanishads y el Gita. Pero el Veda ha sido oscurecido por los ritualistas y los eruditos. Por lo tanto, mostramos en una serie de artículos, inicialmente sólo hasta ahora, la manera de escribir de los místicos Védicos, su sistema de símbolos y las verdades que representan. Entre los Upanishads tomamos el Isa y el Kena; para completar, debimos agregar el Taittiriya, pero es largo y no había espacio para ello. El Gita, lo tratamos como una poderosa aplicación de la verdad del espíritu a la mayor y más difícil parte de nuestra vida, la acción, y un camino por el que la acción puede conducirnos al nacimiento en el Espíritu y puede armonizarse con la vida espiritual. La verdad en la filosofía es de un valor meramente teórico, salvo que pueda ser vivida, y hemos intentado, por eso, en la ´Síntesis del Yoga´, arribar a una mirada sintética de los principios y métodos de las varias líneas de autodisciplina espiritual y la forma en la que pueden conducir a una vida divina integral en la existencia humana. Pero esto es un auto-desarrollo individual, y entonces era necesario mostrar también cómo nuestro ideal puede funcionar en la vida social de la humanidad. En la ´Psicología del desarrollo social´ hemos indicado cómo estas verdades afectan la evolución de la sociedad humana, En ‘El ideal de la Unidad Humana’ tomamos la dirección actual de la humanidad hacia una unificación más cercana y tratamos de apreciar sus tendencias y mostrar qué se quiere de ellas para que una verdadera unidad humana pueda lograrse. Nuestro plan nos ha empujado a tratar, principalmente, con los primeros principios y desarrollarlos en su totalidad.”


La publicación llegó a su fin en Enero de 1921, después de siete años y medio ininterrumpidos. El libro “La Vida Divina” fue revisado y ampliado en la década del cuarenta, a partir de los textos del Arya, y se convirtió en uno de los libros más importantes de Sri Aurobindo, en el que desarrolla su pensamiento metafísico y su cosmología. Su libro “La Síntesis del Yoga” sólo fue editado en su primera parte -El Yoga de los trabajos-, y el resto fue publicado tal como se encontraban los textos originales (El Yoga del conocimiento Integral”, “El Yoga del Amor Divino” y “El Yoga de la autoperfección”).

También se publicaron en forma de libro sus traducciones y comentarios sobre los Upanishads; principalmente el “Isha Upanishad” y el “Kena Upanishad”, y otros más que fueron editados juntos por ser más breves.

Otro de sus libros más conocidos fue el que reúne sus “Ensayos sobre el Gita”, en el que buscó exponer el pensamiento del Bhagavad Gita de una forma integral y no sectaria, a la luz de su propia experiencia espiritual.


En una carta a su hermano Barin, escrita para esa época, Sri Aurobindo le cuenta sobre el camino que ya estaba transitando:

“Los antiguos Yogas tenían una laguna: no se preocupaban más que del mental y del Espíritu, y se contentaban con experiencias espirituales al nivel mental. Ahora bien, el mental no puede captar más que fragmentos; no puede abarcar al Todo invisible, al Infinito. Para alcanzarlo, no dispone de ningún medio excepto el samadhi, el moksha, el nirvana, etc. Es cierto que algunos llegan a esta liberación sin forma ni atributos, pero ¿cuál es el fruto? ¿Qué cambio producen en la humanidad? El Brahman, el Yo, el Divino, ¡están presentes eternamente! pero lo que Dios quiere para el hombre, es que él Lo encarne aquí abajo, a la vez en sí mismo y en la colectividad, que Lo realice en la vida. Los antiguos sistemas de yoga no han podido armonizar ni unificar la vida material y la vida espiritual; han rechazado el mundo considerándolo como una ilusión (maya), o como un juego transitorio, lo que ha provocado, como consecuencia, el ocaso de la fuerza de vida, la degeneración de la India. ‘Estos pueblos perecerían si yo no realizara las obras’, dice el Gita. Y ‘estos pueblos’ de la India han caído realmente en la decadencia. Algunos sannyasis (ascetas), algunos sadhus (santos), renunciando al mundo alcanzan la realización y la liberación; algunos bhaktas (devotos) danzan en un éxtasis de amor no pudiendo contener la ola de felicidad, pero durante este tiempo toda una raza, amorfa y embrutecida, está sumergida en una profunda inercia; ¿se le puede llamar a eso realización espiritual, si el resto del colectivo humano queda al margen de la liberación?

El físico, el vital, el mental, el Supramental y el Ananda son los cinco planos del Espíritu y, escalando progresivamente estos planos, el hombre, en su evolución espiritual, se aproxima a la Perfección suprema. Cuando se alcanza el Supramental, resulta más fácil elevarse hasta este Ananda indivisible e infinito, establecerlo firmemente en sí y realizarlo, no sólo fuera del tiempo en el Parabrahman, sino en el propio cuerpo, en la vida, en el mundo. Así, el ser integral, la consciencia integral y el gozo integral se abren y toman forma en la vida. Ésta es la clave misma de mi yoga, su principio fundamental.

Este proceso no se efectúa sin esfuerzo. Al cabo de quince años, no he llegado más que al más bajo de los tres niveles del Supramental y me esfuerzo por hacer ascender hasta este nivel todas las actividades inferiores del ser. Pero una vez logrado eso, estoy convencido de que Dios otorgará a otros, a través de mí, la posibilidad de realizar el Supramental sin dificultades demasiado grandes. Será entonces cuando mi acción verdadera podrá comenzar. No estoy impaciente por ver mi obra cumplida: lo que deba llegar llegará cuando Dios lo quiera. Y ya no me siento llevado a agitarme como un loco ni a volcarme en la acción con la única fuerza del pequeño ego. Aunque lo que he emprendido no pueda ser realizado, no me turbaré: ésta no es mi obra, sino la de Dios. No responderé, así pues, a ninguna otra llamada; me moveré solo cuando Dios me empuje a ello.”


Pese a que recibió un gran número de llamados por parte de líderes políticos para que retomase su actividad en ese campo, él nunca lo hizo; había dejado de creer en los métodos políticos para la transformación de los asuntos humanos.

En el año 1920, Mirra Alfassa vuelve junto a Richards a Pondicherry, esta vez para quedarse definitivamente con Sri Aurobindo en la tarea espiritual conjunta que tenían por delante: el advenimiento de una Vida Divina sobre la Tierra, basada en la unidad, la armonía y la paz. Sri Aurobindo la convirtió en el centro de la comunidad de buscadores y practicantes que vivían con ellos, quienes empezarían a llamarle “La Madre”.

Más tarde, en 1926, Sri Aurobindo se retiró completamente para ya no salir de su habitación, en una concentración especial de su trabajo interno (el descenso de la Consciencia Sobremental en su cuerpo), y fue ella quien se ocupó de organizar la vida de la comunidad, que se transformó en lo que hasta hoy conocemos como el Ashram de Sri Aurobindo.


A partir de ese momento, La Madre se ocupó de la organización y dirección de los sadhakas, y Sri Aurobindo continuaba brindando su guía personal a través de cartas escritas, que a veces pasaba toda la noche escribiendo. Muchos fragmentos de estas cartas fueron compilados en cuatro volúmenes (Letters on Yoga), en los que aborda muchos aspectos prácticos del Yoga Integral. También, en ocasiones especiales del año, Madre y Sri Aurobindo, juntos, se presentaban personalmente frente a los discípulos en lo que se llama Darshan.


Habría que mencionar aparte, dentro de sus libros, a su obra poética épica llamada “Savitri”. Este libro lo escribió a lo largo de treinta años y lo terminó en los últimos días de su vida, y se basa en una leyenda del Mahabharata a partir de la que Sri Aurobindo construyó una alegoría de la conquista de la muerte en el ser humano a través de la Gracia Divina.

M.P. Pandit, un notable discípulo de él, dice sobre Savitri, en uno de sus libros: “A lo largo de casi 24.000 líneas, este poema presenta la historia del universo, la geografía del cosmos, la organización de varios planos de existencia y su interacción, el lento crecimiento de la Consciencia en la Tierra y la victoria del espíritu humano sobre la muerte en esta creación material. Considerada posiblemente como el mayor poema épico en lengua inglesa, este es el último testamento a la humanidad, asegurándole del eventual establecimiento de la verdad, el amor y la vida eterna para el género humano.”


En 1950, Sri Aurobindo dejó su cuerpo. Según cuenta la Madre Mirra, se necesitaba que uno de ellos dos continúe el trabajo en el mundo, mientras el otro lo hiciese “detrás del velo”. Desde ese momento, y hasta 1973, la Madre sigue este trabajo, haciendo descender la fuerza Supramental en sus propias células; con colaboración con Sri Aurobindo a quien experimenta constantemente junto a ella, como guía. Algunas pistas sobre lo que significó esta experiencia están plasmados en “La Agenda”, un libro en trece volúmenes en el que se transcriben los diálogos que ella mantiene con Satprem, un discípulo y asistente muy cercano a ella.

Hoy en día, es posible visitar el ashram de Pondicherry, en cuyo patio está el “samadhi”, el lugar donde se encuentran los cuerpos de Sri Aurobindo y Madre, y que es uno de los verdaderos polos espirituales del mundo. Ellos siguen trabajando activamente en la evolución hacia un futuro luminoso. Su Amor y su Poder están ahí para todos los que aspiran a la Vida Divina, la realización de la Divinidad en el mundo.


Juan M. Tavella

 
 
 

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