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Meditación y prácticas preliminares

(Extractos del primer capítulo del libro "¿Cómo empiezo?" de M.P. Pandit)




Siempre es recomendable para el buscador espiritual levantarse en la mañana tan temprano como sea posible para aprovechar ese horario, que es especialmente favorable para la unificación espiritual de la consciencia. Antes de amanecer, las fuerzas de la naturaleza aún no empezaron su actividad y hay una atmósfera de calma y serenidad que promueve esos mismos movimientos en el ser de aquel que está despierto y alerta a esa hora. Si el sueño es fuerte, puedes tomar una taza de té o café, o cualquier bebida caliente, o agua (fría o tibia, con miel o sin miel), y caminar un poco. Después de eso debería empezar tu programa de meditación.


Siéntate derecho, ya sea en el suelo o en un asiento. Si lo haces en el suelo, cuida de poner una estera o una tela. No te sientes en el suelo directamente, eso absorbe tu electricidad interna. Toma algunas respiraciones profundas. Mira derecho, no inclines tu cabeza hacia abajo. Aleja tu mente de la dispersión y vuélvela hacia adentro o hacia arriba. Hay dos centros principales para la meditación: en la zona del corazón o en la cabeza -en el entrecejo, encima de la cabeza o en la parte de atrás de ella. Fíjate qué resulta natural para tí y sigue esa dirección.

Pongamos por caso que empiezas en el centro del corazón.

Concibe a la Divinidad en el centro del corazón. Ahí, en la más profunda caverna del ser, hrd-guha, se encuentra la consciencia Divina. Esta consciencia puede experimentarse como una Luz, una Presencia, un Dulce imán, una fuente de Amor, el Ser inmóvil, el Ser inmortal. Aspira a alcanzar eso. Usa la respiración, si quieres, como un hilo para sumergirte en tus profundidades, paso a paso. Pueden aparecer pensamientos que distraen. No les prestes atención. Mantén la mayor parte de tu mente centrada alrededor del objeto de tu búsqueda. Ve hacia adentro. O, si es tu inclinación, cierra los ojos y lleva tu atención hacia arriba. Concibe un sólido Silencio, Paz o Vastedad por encima de la mente. Mantén la mente silenciosa y abierta a esa Consciencia Superior. Aspira por el descenso de esa Consciencia. Si interfieren pensamientos, no te enojes, ignoralos; jugarán en la superficie y se disolverán. Solamente no participes de ellos.


Si trabajas en el centro del corazón, lentamente empezarás a sentir una especie de atracción hacia adentro. Sentirás un flujo de paz, de dulzura, de benevolencia desde las regiones internas del alma. Si te concentras encima de la cabeza, te volverás consciente de cierto movimiento fluyendo desde arriba dentro de tu cabeza. Será concreto. En respuesta a tu aspiración y llamado comienza un movimiento de Descenso y podrías sentir tu cabeza pesada. La pesadez -placentera o displacentera- es una indicación de que el influjo ha comenzado. Hasta que el sistema aprenda a absorber el influjo, estará esta clase de sensación física.


Deberías elegir un lugar para la meditación que sea favorable para esta reunificación. Puede ser en un lugar abierto, frente al cielo, o en tu habitación, frente a una foto, imagen o símbolo de la Divinidad, o del Gurú que representa la Divinidad para ti. Esta imagen tiene un poder propio, y al tener fe o adoración por ella, ejerce su influencia, y funciona como la Fuerza que preside en tu sentada. Puedes, si lo encuentras útil, repetir un Nombre o Mantra que sea significativo para ti. Eso ayuda a mantener la mente enfocada, y crea un campo magnético o vibraciones espirituales a tu alrededor. Esto es especialmente útil al comienzo del ejercicio. Si hay muchos pensamientos que perturban, abre los ojos un momento, pero permanece en el objeto de tu meditación. Después de un poco, los ojos se cerrarán por sí mismos.


Puedes sentarte por alrededor de media hora. Si el movimiento continúa naturalmente por un período más largo, debes permitirle el tiempo para hacerlo. Si durante la meditación ves alguna luz, figuras o imágenes, obsérvalas con calma; no intentes interpretarlas enseguida; no las alejes. Lo mismo con los sonidos. Son, generalmente, signos de la apertura de los sentidos sutiles de visión o escucha. Algunos experimentan estos fenómenos, otros no. La actitud correcta respecto a esto es no buscar experiencias, no anticiparlas. Tampoco preocuparse si no aparecen. No en todos los casos sucede. Lo que es importante es establecer la paz, la pureza y la aspiración.


Estos períodos de meditación deben ser tratados como marcadores del camino. Deberías intentar continuar el espíritu de la meditación durante otros momentos. Es decir, debes prolongar y mantener vivo el equilibrio de paz, benevolencia, pureza que se desarrolla durante la meditación, por el resto del día. No permitas que nada durante el día conflictúe, en lo posible, el estado interno que obtienes o vislumbras en la sesión de meditación. Movimientos como el enojo, la agitación, la ansiedad, la total extraversión, deben ser eliminados. Debe darse espacio para el despliegue de movimientos más profundos o más elevados que se forman en la meditación.


Después de la meditación es bueno hacer un poco de ejercicio físico para activar las energías y poner los miembros en movimiento. El tipo de ejercicios que hagas dependerá del estado de tu salud y las necesidades del cuerpo. Una juiciosa combinación de asanas y movimientos libres es recomendable. Debes ejercitar tu cuerpo no sólo para hacer músculos, sino para asegurar un desarrollo armónico de sus partes, una circulación libre de la energía y, sobre todo, para despertar la consciencia del cuerpo. Este despertar es importante para permitir al cuerpo funcionar en sus propios movimientos intuitivos, sus justas necesidades de comida y sueño, descanso, y demás.


¿Cómo despiertas esa consciencia? ¿Cómo haces que despierte el cuerpo? Primero, respeta al cuerpo, trátalo como el potencial templo de Dios que debe ser purificado y elevado, tan vibrante como el corazón o la mente. Observa sus movimientos, sus reacciones, estúdialas cuidadosamente y sigue las instrucciones que se articulan en sus respuestas. Esta disposición de tu parte para escuchar sus sugerencias y responderle, estimula la comunicación del cuerpo. Cada movimiento de ejercicio debería hacerse con completa atención, con una palabra para que cada miembro coopere. Persuade a las partes resistentes, no las censures. Si puedes combinar la respiración con cada movimiento, eso introduce un ritmo. Trata a tu cuerpo como un amigo y será amistoso con tus requerimientos.


Más aún. Cultiva una estética física. Sabe que la Divinidad se manifiesta en el plano físico como Belleza. Trata de desarrollar tu forma en un molde de belleza. Lo que es belleza en la forma, es ritmo en el movimiento. Estudia los movimientos de tu cuerpo en la vida diaria e introduce ritmo en ellos. No dejes que haya ningún movimiento accidental o tosco en tus manos, piernas o boca. Permite que cada movimiento tenga gracia. Entonces tus movimientos serán significativos y empezarás a entender el significado de los Mudras, gestos y posturas significativos de los miembros del cuerpo.


Como parte de la disciplina para la manifestación de la Divinidad en la vida física, hay más pasos que debes dar. Ejercita un gusto para elegir tu vestimenta. No uses ropa fea ni rota; esto atrae fuerzas de falta de armonía, y pobreza. No necesitas usar ropas caras, tu elección puede ser simple, pero tus ropas deben estar limpias y sanas. Lee los estudios recientes sobre el impacto de los colores en la psicología de la persona; empezarás a ser más selectivo con los colores y tonos.


Lo que aplica a tu cuerpo también aplica a tu entorno. Debes organizar tu entorno inmediato en lineamientos saludables: debe haber un orden, un sistema, un arreglo agradable de las cosas. Esto es más fácil de hacer si reconoces que hay consciencia en todos los objetos materiales, y es parte del desarrollo de tu consciencia el respetar y responder a la consciencia en las cosas que te rodean. Cuidar los objetos materiales con tanto cuidado y sentimiento como tienes -o deberías tener- con los seres vivientes, arreglarlos en un orden en lugar de tirarlos desordenadamente, promueve tu crecimiento. Isa Vasyamidam Sarvam, todo esto es para que lo habite el Señor. Debes vivir en este espíritu. Aprovecha todo al máximo. No desperdicies ni dejes pudrir cosas. Entrega, ofrece con amor, permite que cada regalo sea portador de tu consciencia y buena voluntad.


Hablé de ejercicio por la mañana. Aquellos que no puedan hacerlo en ese horario, deben encontrar otro momento; pero debe hacerse regularmente. La base física debe establecerse con cuidado, amor y atención regular. Las necesidades del cuerpo deben ser percibidas y respetadas. Cada uno debe encontrar el equilibrio dorado para su propio cuerpo en cuanto a descanso y comida. En este abordaje, el cuerpo no debe ser despreciado o tratado como recalcitrante. No debe dejárselo hambriento o exigirle más trabajo del que puede hacer. El cuerpo no debe ser castigado por los errores de la mente y el vital. Recuerda el viejo dicho: shariram adyam khalo dharmasadhanam, el cuerpo, de hecho, es el medio para realizar la Verdad.

 
 
 

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