La enfermedad como un desorden a corregir
- Juan M Tavella
- Jul 31, 2019
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¿Qué es realmente una enfermedad?
La definimos por síntomas, patógenos, patología, el curso esperado al que hemos llegado por la observación, el análisis de información y las estádisticas. Una vez que decidimos sobre esto, empezamos a llamarla real. Con esta realidad recién descubierta, la enfermedad se imprime en nuestra mente.
Una vez marcada en nuestra mente, y fortalecida por "la voz de las autoridades" nuestros sistemas corporales son puestos en movimiento hacia las formas en que la mente ha sido dispuesta a creer.
De este modo, las enfermedades se multiplican y los números nos hacen descender por la ladera de una caída cruel hacia los abismos de la desesperación y el miedo donde la muerte nos espera con su despectiva risa. Alimentadas por nuestros miedos y creencias, se vuelven más grandes y más fuertes con el deseo de prolongar reino en la tierra y mantener al hombre cautivo en su red de miedo perpetuo.
Pero hay una forma de salir de este torbellino que continuamente nos absorbe hacia abajo. Es ver a las enfermedades no a través del lente de sus fantasiosos y terribles nombres que generan un cierto estado dentro de nuestra mente que nos lleva a la profecía auto cumplida, sino simplemente como un cierto desorden que debe ser corregido. La enfermedad es simplemente una falta de armonía, un desorden. Sus agentes no son microorganismos y otros agentes, que están en todas partes de todas formas, sino fuerzas del desorden, la desintegración y la discordancia que perturban el ritmo normal y el equilibrio de la vida. El remedio, entonces es volver al ritmo y el equilibrio, llamar a las fuerzas de la armonía y el orden. Así como hay fuerzas de desintegración y desorden, también hay
fuerzas de integración y armonía a las que podemos tener acceso. La primera de ellas, y quizá la más accesible, es la Paz. La Paz no es lo que la gente habitualmente cree. Solemos pensar en ella como un estado de inercia. Pero la Paz es Poder. Puede calmar a las fuerzas desintegrantes que pronto abandonan el ambiente que no es favorable para ellas. La desintegración actúa mejor cuando estamos inquietos y agitados. Un estado agitado, sea resultado de la ira o el miedo, o alguna otra excitación, tiende fácilmente a perturbar el equilibrio de la vida y conduce al desorden y el caos. Por otro lado, la Paz construye confianza. La quietud nos vuelve a alinear con la armonía y el balance. La calma y la quietud son la mayor fuerza y quien las posee es prácticamente invencible.
Dr. Alok Pandey
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